En 1954 Salvador Dalí pintó esta nueva versión de un reloj blando, que en este caso explota, avanzando un paso más en la relación duro-blando que había iniciado en la "Persistencia de la memoria". A esta obra se conoce con dos títulos "Reloj blando estallando en 888 partículas después de veinte años de total inmovilidad" o "Reloj blando en el momento de su primera explosión"